Dones del cielo.

El escapulario verde.

En mi opinión, a pesar de las guerras y los diversos horrores que nos amenazan, vivimos en la época más feliz, porque es la época de la Santísima Virgen María. Nunca había estado tan cerca de nosotros. Tenemos innumerables señales que prueban que dejó las alturas de la Galilea celestial para ofrecernos una nueva Belén, reintegrando a Cristo en los pobres corazones humanos. Con su dulce presencia ¿no ha agraciado, de una manera especial a Portugal, Italia, Alemania, Polonia y Francia? En todas partes surgen testigos que aseguran su presencia con pruebas verdaderamente milagrosas. En verdad, la Santísima Madre vive entre nosotros.

Sin embargo, hay una sombra en esta imagen… la sombra de la bestia. La serpiente está enredando para sembrar destrucción por todas partes. Posiblemente su presencia nunca se haya sentido nunca tanto como hoy. Después de todo, ella sabe mejor que nadie que quizás pronto se cumpla el tiempo y entonces su poder se verá limitado. Nunca ha olvidado las palabras pronunciadas en su contra en el paraíso terrenal: «Pondré enemistad entre ti y la mujer, y entre tu linaje y su linaje: ella te pisará la cabeza mientras tú acechas su calcañar.» (Génesis 3, 15)

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