- 01/01/2023
Él será nuestra PAZ
En una carta al Papa Inocencio X, San Vicente de Paúl describía los efectos de la guerra:
“… las ciudades y provincias asoladas por las guerras civiles, los pueblos divididos en facciones, las aldeas, las villas, los más pequeños rincones destruidos, arruinados e incendiados, los trabajadores sin poder recoger lo que sembraron y sin poder sembrar nada para los años siguientes. Los soldados se entreganimpunemente a toda clase de desmanes. Los pueblos, por su parte, nosólo se ven expuestos a las rapiñas y a los actos de bandolerismo, sino incluso a los asesinatos y a toda clase de torturas. Los habitantes del campo que no han sido matados por la espada tienen que morir casi todosde hambre. Los sacerdotes, a quienes los soldados no tratan con mayormiramiento que a los demás, se ven tratados inhumana y cruelmente, torturados y asesinados. Las vírgenes son deshonradas; las mismas religiosas expuestas a su libertinaje y a su furor; los templos profanos, saqueados o destruidos. Los que quedan en pie se han visto de ordinario abandonados de sus pastores, de forma que los pueblos están casi totalmenteprivados de sacramentos, de misas y de todo socorro spiritual… Es poca cosa oír yleer estas cosas; sería menester verlas y comprobarlas con los propios ojos.” (Carta 1608. Coste IV.)
Hoy en día, la guerra y la violencia siguen siendo realidades dolorosas en nuestro mundo. Este Rincón de Oración intenta, a través de las palabras de San Vicente y la Oración por la Paz del Papa Francisco, conducirnos a lo más profundo de nuestro corazón al orar por la PAZ que anhelamos… la PAZ que Jesús trajo en aquel «primer día de Navidad», la PAZ que comienza con y en nosotros… PAZ que es Jesús mismo.
Otros artículos

Yendo y viniendo…
En este mes en el que junto con la Iglesia celebramos el mes mundial de las misiones, volvamos a nuestras constituciones para escuchar y contemplar

Entregada a Dios
Sor Marta Wiecka nació el 12 de enero de 1874 en Nowy Wiec, Polonia, en el seno de una familia

Cristo ha resucitado, ¡Aleluya!
Hoy resuena en cada lugar del mundo el anuncio de la Iglesia: “Jesús, el crucificado, ha resucitado, como había dicho.