¡No podemos guardar silencio! Unidad (Parte 1)

Como familia humana, cada vez vemos más diversidad y multiculturalidad por todas partes. ¿Cómo aprendemos a dialogar y a respetar la dignidad de las diferencias?

La Visitación de María a Isabel nos invita a fomentar la apertura a diferentes formas de pensar, hablar y actuar. En el encuentro de la Visitación no hay extraños. Las mujeres, en diálogo respetuoso, experimentan la vida divina, no de forma aislada, sino como un descubrimiento compartido.

La visita, iniciada por la mujer más joven, les permite decir su verdad una a otra con confianza y amor. Hay un sentido de unidad en la conversación, en la interacción y en la escucha. Una lectura patriarcal de este encuentro podría sugerir que una mujer es más importante que la otra, y que es el acto de dar a luz a sus respectivos hijos varones lo que da a las mujeres su estatus. ¡Incluso podría sugerirse que ellas serían irrelevantes para el plan divino -incluso olvidadas – una vez que sus hijos comenzaran el verdadero trabajo!

Interpretar el encuentro de las dos mujeres de este modo, es perder lo que está sucediendo entre ellas y no captar lo esencial de su diálogo. El porvenir es desconocido, se va desvelando en la bruma. Pero ellas, de alguna manera, saben que el miedo puede mantenernos atados, mientras que la confianza y la esperanza pueden iluminar el camino.

Observen lo que hacen las mujeres.

Se turnan para hablar; se apoyan en lo que cada una revela, percibe e interpreta. Buscan juntas, y en diálogo, el significado de lo sucedido.

En este lugar de confianza, donde es seguro decir su verdad parcial y sus percepciones, el significado se va construyendo recíprocamente. El Magníficat de María, es especialmente conmovedor para las personas marginadas y oprimidas, cuando proclama una inversión de las relaciones de poder, tal y como ellas las conocen.

Así como Isabel necesita a María, María también necesita a Isabel. Lo que Dios está haciendo en cada una de ellas solo puede entenderse a medida que se desarrolla el misterio. El texto nos dice que: «María se quedó con Isabel tres meses y luego volvió a su casa”.

Eso es todo lo que sabemos del encuentro. El resto se deja a nuestra imaginación. ¿Qué más compartieron?

¿Confesó Isabel sus años de ansiedad como mujer estéril?

¿Confió María la vergüenza que le producía su condición de soltera?

¿Expresó María su temor por el viaje a casa y su duda sobre cómo la aceptaría José?

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