Noticias de la sesión/ Beber en la fuente

¡El mes vicenciano ha terminado! después de los encuentros, de las liturgias celebradas, de los momentos de vida fraterna alegre y viva, y de la visita a tantos lugares queridos por nuestra Compañía que nos recordó que todo fue concebido para el servicio de los pobres.

El haber podido compartir nuestras diferentes misiones nos abrió el corazón y nuestra oración se hizo más intensa por nuestras Hermanas que viven en países donde reina la guerra, la división, la injusticia, la falta de libertad, el rechazo a los cristianos, etc. Hay que escuchar los distintos testimonios para darse cuenta de manera más profunda de que algunas comunidades viven con miedo, con la angustia del mañana, pero ¡qué valor y qué fe!

Sin embargo, la alegría y la esperanza están vivas porque nos hemos dicho que nuestra vida pertenece a Cristo y a los pobres y sabemos que «Jesús estará con nosotros hasta el final de los tiempos» Mt 28,20.

A pesar de nuestra pobreza (falta de vocaciones especialmente) y nuestra fragilidad, la intuición de San Vicente y Santa Luisa vive y permanece en el carisma vicenciano.

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