Las Hijas de la Caridad se saben llamadas por Dios. En su vida de oración, como en su vida de servicio, contemplan a Jesucristo manantial y modelo de toda caridad, para ser testigos de su amor entre los pobres.

En su vida de fe, las Hijas de la Caridad dan un amplio lugar a la oración, nutrida por una vida litúrgica y sacramental, el silencio, la escucha de la Palabra de Dios y su mensaje, la enseñanza de la iglesia y la herencia vicenciana. Los pobres están presentes en su oración; oran por ellos y en su nombre.
Cristo es para ellas la fuente de donde brota su amor, el fuego que estimula su acción y las apremia a ir hacia los más pobres, la fuerza que dinamiza sus proyectos, el tesoro que da sentido a su vida.
En referencia al Cristo pobre y las condiciones de vida de los hermanos y hermanas que sirven, las Hijas de la Caridad optan por un estilo de vida sencillo. Viven en comunidad, en un clima de escucha recíproca y de diálogo, compartiendo lo que tienen y lo que son. Juntas, se ayudan para ir dondequiera que las personas sufren y para trabajar con los pobres en su autopromoción. Portadoras de alegría y de esperanza, van al servicio de los que su dignidad no es respetada.
Son felices de poder entregarse totalmente a Dios sirviendo sus hermanos y hermanas, ayudándolos a descubrir a Dios presente en su vida.
Los Fundadores inculcaron a las Hijas de la Caridad el amor y la imitación de la Virgen María, por lo que contemplan en ella:
- La Inmaculada, abierta al Espíritu,
- La Sierva humilde y fiel,
- La Madre de Dios, Madre de misericordia y esperanza de los pequeños.

¿Quiénes somos?
La “Compañía de las Hijas de la Caridad de San Vicente de Paúl, Siervas de los Pobres” fundada por Vicente de Paúl y Luisa de

Nuestra historia
Comienzos La Compañía de las Hijas de la Caridad nació imperceptiblemente, como las cosas de Dios. El espíritu de Dios

¿Dónde estamos?
Hermanas en todo el mundo Comunidades países Ver el mapa interactivo Haga clic en un país para mostrar los detalles