Envío en misión Ad Gentes

«No soy de aquí ni de allá, sino de donde Dios quiera que yo esté…».

El 4 de octubre, fiesta de San Francisco de Asís, celebramos en acción de gracias el envío en misión Ad Gentes de Sor Sonia Joao Chilave, enviada a la Provincia de España-Norte para la misión de Guinea Ecuatorial, y de Sor Sabina Konopka, enviada a la Provincia de África Central.

Las laudes, durante los cuales alabamos a Dios con toda la creación, precedieron a la Eucaristía festiva.

El himno de apertura en polaco, centrado en la misión, introdujo la celebración.

En su homilía, el Padre José Antonio González se basó en el Evangelio del día para destacar dos aspectos importantes del seguimiento de Jesús: la alegría y el desafío que conlleva. A continuación, deseó a Sor Sonia y a Sor Sabina la alegría en la certeza de que es Dios quien las ha enviado y que el Espíritu siempre reavivará la bondad en sus corazones. Las invitó a arriesgarse a amar a los pobres con el mismo amor que Dios tiene por ellas y que Cristo tiene por los pobres. Por último, que ellas puedan celebrar la fraternidad con sus Hermanas y sean, entre ellas, savia nueva de ternura y de alegría misionera.

Sor Françoise Petit les entregó a cada una su cruz misionera, previamente bendecida. Siempre es un momento emocionante para todos.

Tras la oración universal, la procesión de las ofrendas mostró también el sentido de este envío:

La vela, portadora de Luz, una llamada a seguir a Jesús, nuestra verdadera Luz, y a dejarnos renovar por el Espíritu.

El tambor, signo de alegría, una llamada a extraerla de la fuente del amor y a comunicarla.

El vino, signo de fiesta, llamada a mirar a María en Caná y a creer en el poder revolucionario de la ternura (cf. La alegría del Evangelio n. 288).

El pan, necesario para la vida, una llamada a compartir el Evangelio con nuestros hermanos y hermanas, con amor paciente y respetuoso, porque sólo Dios da la fe.

El canto final, en portugués, «Luz de Pentecostes», fue compuesta para el cuarto centenario de la Luz de Pentecostés de Santa Luisa.

En este momento de alegre celebración, San Vicente nos recuerda que no somos «de aquí ni de allá, sino de donde Dios quiera» que seamos.

¡Buena suerte a Sor Sonia y Sor Sabina!

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